sábado, 21 de marzo de 2009

Los tatuajes lumbares y la epidural no se lleban bien

En brazos, piernas, cara, genitales o en la espalda. Los tatuajes hace tiempo que dejaron de ser una moda y ahora acarician los cuerpos de millones de personas en todo el mundo. Ya pasaron los peores años de la desinformación pero quedan asuntos pendientes: ¿Se puede poner la epidural a un paciente con un tatuaje en la zona lumbar?

La respuesta no es sencilla pero existe: La mayoría de los anestesistas plantea problemas a la hora de pinchar a través de la tinta. No existen estudios definitivos al respecto pero sí “serios indicios” de que la mezcla de la tinta con la médula espinal “pueda provocar tumores”. Los datos los aporta el doctor José Ramón Rodríguez Fraile, especialista en Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. “Ha habido varios casos de tumores que se han atribuido a estas prácticas y, aunque no hay nada definitivo, tratamos de evitar el riesgo”. “En nuestro centro prácticamente todos los anestesistas se niegan a punzar en una piel con tinta”. Entonces deben buscar un lugar sin tatuar dentro de la zona en la que se puede poner la epidural. El margen no es demasiado amplio: unos 15 centímetros en la línea donde se dejan de notar los huesos de la columna vertebral. Si el tatuaje no es excesivamente grande, acaban encontrando un espacio libre en el que pinchar. En el Marañón tienen lugar al año unos 7.000 partos con anestesia epidural (de un total de 9.000) y en sólo 3 de ellos un tatuaje impide a la madre recibir esta anestesia local. El problema, por lo tanto, no es tanto el porcentaje de mujeres que finalmente no pueden recibir la epidural sino la desinformación que atormenta a las madres.
“Más de la mitad de las mujeres tatuadas se enteran de los problemas con la epidural con el parto empezado”, y esto las provoca una sensación de incertidumbre poco deseable cuando se está a punto de dar a luz a un hijo. Mª Carmen se hizo un tatuaje en la espalda y poco después se enteró de que podría tener problemas para ser anestesiada con la epidural. Cuando se quedó embarazada tenía claro que a la hora del parto iba a buscar “dónde fuera” un anestesista dispuesto a hacerlo. La tarea no resultó fácil. El primer médico que visitó se negó en rotundo. “Algunos anestesistas ni siquiera se molestan en mirar el tatuaje y ver si hay algún hueco sin tinta porque no quieren arriesgarse”, explica Mª Carmen. El día del parto tuvo suerte y encontró un médico que, tras estudiar milímetro a milímetro su espalda para descartar riesgos, le puso la epidural. La madre se siente muy agradecida porque su hijo, Hugo, tardó 27 horas en venir al mundo. Eso sí, asegura, sin dolores. Los artistasMerche trabaja en uno de los estudios más famosos de España en el arte del tatuaje, Mao & Cathy, en la zona de Malasaña (Madrid) y asegura que siempre avisan a sus clientes sobre los riesgos de hacerse un tatuaje en la zona lumbar. “Algunos anestesistas se niegan a poner la epidural con un tatuaje en esa zona concreta y nosotros siempre ofrecemos esta información, otra cosa es que quien se va a poner el tatuaje se empeñe en que sea precisamente ahí, entonces no podemos hacer nada, todos somos mayorcitos para tomar nuestras propias decisiones”. Y lo dice Merche, que tiene también tatuada la zona peligrosa. No sólo mujeresMerche afirma que la mayoría de las chicas que llegan a la tienda sí son conscientes de los riesgos “o por lo menos han oído algo y preguntan”, pero que, en el caso de los hombres, están menos informados. “A mi marido le operaron hace poco de varices y también le pusieron pegas al verle el cuerpo lleno de tatuajes pero al final tenía libre la zona del pinchazo y no pasó nada”. Los problemas con la epidural no sólo existen en los partos ni son exclusivos de las mujeres. El doctor Rodríguez lo confirma: “En muchas operaciones de cirugía como las varices, las fracturas que necesitan intervenciones o los problemas de menisco también se necesita la epidural”.

Publicado por: Sara Moncasi

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